jueves, 15 de mayo de 2008

EL OCASO DE LA VIDA


En el ocaso de la vida, cuando todo parece ser gris; hay un ocaso color rojo
Todo lo vivido desde nuestro primer atardecer en esta tierra;
las alegrías, las tristezas, los sacrificios, los proyectos, los sueños.
Muchos recuerdan su infancia y su adolescencia, compartida con sus compañeros de aventuras; aquellas siestas escamoteadas a sus padres.
Reviven el comienzo de su adultez, del brazo de un amor que tal vez, fuera el primero y único; o quizás uno de los tantos.
Luego vendrá la madurez, con los primeros achaques, la nostalgia de aquella juventud que ya pasó, la menopausia o la andropausia, según el caso.
Los recuerdos cobran fuerza, y son solamente recuerdos; las canas se insinúan en el pelo, las arrugas surcan la frente, y el espejo se transforma en enemigo implacable que recuerda el paso del tiempo.
Por último llega la edad; esa que algunos llaman “tercera edad”, “vejez”. “ancianidad”; y uno piensa que la vida, se vuelve gris, porque está llegando a su fin; pero gracias a esos recuerdos, uno se mantiene vivo.
Muchos dicen que no es bueno vivir de recuerdos; claro, si esos recuerdos no son buenos. ¿Pero qué queda a cierta edad, sino los recuerdos?
Un ocaso gris teñido de buenos recuerdos, se vuelve un hermoso ocaso rojo, como el que contemplas en la imagen; además, después de un ocaso, otro atardecer nos espera, un atardecer tan hermoso, como nuestro primer atardecer en la tierra.

Jorge Marcelo Jasnin

LAS LLAVES (Cuento con reflexion)

Un día un hombre rico, viendo que era anciano, y que en cualquier momento le iba a llegar la hora de abandonar este mundo, llamó a su único hijo diciéndole.
Hijo mío, es poco el tiempo que me queda de vida, por eso es hora que te deje mi herencia.

Tomando de un cofre dos llaves atadas con un hilo, se las entregó al joven diciendo:
Esta es mi herencia.

El muchacho miró las llaves sin comprender. El padre, al ver el rostro sorprendido del hijo, le dijo:
Estas llaves, son las llaves que te abrirán las puertas al éxito o al fracaso.

El hijo, sin salir de su asombro, preguntó:
¿Por qué me das las dos llaves, porque no me dices cuál es la del éxito?


El padre le respondió:
Eso, lo tienes que descubrir tú mismo. Tendrás que probar ambas llaves en todas las puertas que tengas que abrir en tu vida.

El hijo se marchó frustrado y desconcertado, pero pensó “Mi padre, no me ha dado su fortuna, como yo esperaba; en cambio me dio dos llaves, y una de ellas es la del éxito. De modo que ahora mismo abriré todas las puertas que me conduzcan a él”.

Salió de su casa con las llaves en la mano, y se encaminó a concretar las metas que había fijado para su vida.

Comenzó a abrir todas las puertas de cada meta, probando las dos llaves, pero por más que probaba, ninguna abría.

Con mucha rabia, volvió a su casa, enojado contra su padre. Cuando entró, halló al anciano muerto en su lecho.

Mezclando el enojo con la tristeza, se inclinó sobre la cama de su padre y encontró un sobre que decía “Para Mi Querido Hijo”: Lo abrió rápidamente, y encontró estas líneas: “Jamás dejes de intentar y de probar las llaves que te he dado. Pero no lo hagas solamente en las puertas en que piensas encontrar el éxito, intenta abrir las puertas que pienses que no conducen al camino deseado. Trata de abrirlas también porque esas puertas pequeñas, te pueden conducir a los grandes éxitos; en cambio las puertas grandes te pueden llevar al fracaso, si no has intentado abrir primero las otras. Además, las llaves que te di, no son copias de las originales, y ya fueron usadas por mí; por lo tanto éstas, son falsas.”.

REFLEXIÓN:

Muchas veces creemos que el éxito, se obtiene fácilmente con sólo alcanzar las metas prefijadas: fama, dinero, poder, tener un buen físico, etc.

Pero al éxito, hay que buscarlo en las pequeñas realizaciones cotidianas: trabajo, hogar, perseverancia, paciencia, ser buena persona, etc. Es decir que al éxito hay que buscarlo en ésas pequeñas puertas.

Por último, el éxito no es hereditario. Por más que un antecesor haya conseguido tener éxito, éste solo se puede lograr mediante la propia búsqueda. No hay modelos originales que sean capaces de reproducir al éxito, solamente pueden ayudar, pero nunca se pueden imitar.
Jorge Marcelo Jasnín.