lunes, 12 de mayo de 2008

LA ORACION

¿QUÉ ES LA ORACIÓN?

La oración es uno de los actos religiosos más íntimos que tiene el ser humano para encontrarse con Dios. La oración no consiste en repetir palabras de memoria o mecánicamente (eso es rezar).
No está mal rezar cuando uno es un niño y necesita de un modelo para comenzar a dar los primeros pasos en la fe; pero cuando se adquiere un grado mas elevado de madurez, rezar, puede ser algo monótono y rutinario que puede entorpecer la comunión con Dios.
Jesús nos dio un ejemplo de oración en el Padrenuestro, a la vez que decía “Cuando oren, no empleen muchas palabras, porque Dios sabe lo que necesitan”.
Otro ejemplo de oración, son los Salmos. Los salmistas componían estas oraciones para alabar a Dios, pedirle y agradecerle. Inclusive, eran composiciones que podían ser cantadas y su contenido, es de gran riqueza espiritual.
La oración verdadera es la que sale del corazón. Jesús, nos enseña en la parábola del fariseo y el publicano dos formas distintas de oración. La oración del fariseo, es una alabanza de si mismo; en cambio la oración del publicano, es una súplica de perdón “Señor, ten piedad de mí porque soy un pecador”. Con estas pocas palabras resumió su petición.
La oración es entonces un dialogo hombre/Dios, Dios/hombre; si repetimos palabras que tomamos de una oración hecha, lo mas probable es que estemos recitando un poema, o un texto monologal.
Los devocionarios sirven de ejemplo, y está bien que así sea, pero la verdadera oración, es aquella que nace del corazón y del alma.
No existen fórmulas para orar, pero debemos tener en cuenta algunas cosas:
· La oración refleja el estado del alma en el momento de orar (angustia, frustración, bronca, impotencia, desazón, etc.). Por eso muchas veces nuestra oración, no llega a ser efectiva.
· Como consecuencia de estos estados, queda inhibida y relegada la oración a un segundo plano, y aflora la tristeza, la ira, el dolor, la impotencia, y no es posible una oración serena y coherente. Ante este hecho, hay dos caminos: dejar la oración para cuando hayamos canalizado estos estados; u orar en ese momento pidiendo primero serenidad y sabiduría.
· La oración debe estar acompañada de confianza (creer de antemano, que lo que uno pide, sucederá tarde o temprano).
· Usar palabras o frases sencillas (Dios Mío, Te necesito Señor, Protégeme, Dame fuerza, Te agradezco por este día, etc.).
· Sentir la presencia de Dios; obviamente que no conocemos su rostro, pero silenciando nuestro interior, cerrando los ojos físicos y abriendo los ojos y los oídos del alma, hasta podemos escuchar su voz.
· Entonar un canto religioso, antes de orar, puede ser de mucha ayuda para predisponernos mejor.
· Agradecer siempre el hecho de tener fe (aunque en ese momento, no la tengamos o esté debilitada).
Estas son algunas cosas indispensables sobre la oración; pero cada uno puede darle un ingrediente propio de acuerdo a sus creencias personales.
LO QUE DEBE QUEDAR EN CLARO, ES QUE LA ORACIÓN NO DEBE SER UN MONOLOGO CON UNO MISMO, SI NO QUE DEBE SER UN IDA Y VUELTA CON DIOS, EXPRESADO A TRAVÉS DE PALABRAS OFRASE SIMPLES, QUE ESAS PALABRAS, DEBEN REFLEJAR EL ESTADO DEL ALMA (PERO NUNCA CON BRONCA, DOLOR FRUSTRACIÓN, TRISTEZA, ETC.
A DIOS HAY QUE CONTARLE NUESTRO SENTIMIENTOS (AUNQUE ÉL YA LOS SEPA. PERO PIDIENDO QUE LOS ALIVIE, LOS SANE Y NOS LIBERE).
Jorge
Marcelo Jasnin

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